Cada empresa pasa por ciertas etapas de desarrollo, que tienen características distintivas. Es a través de estas características distintivas que podemos determinar en qué etapa se encuentra actualmente la empresa.

Para las pequeñas empresas, o en otras palabras, en la etapa de nacimiento, se caracteriza por un modelo de gestión libre, donde cada empleado resuelve las tareas asignadas como considere correcto y óptimo. Por lo general, las tareas para los nuevos empleados se comunican de forma oral y se describen de manera general. Luego, él procede a cumplir con sus responsabilidades, basándose en su propia experiencia e inteligencia. Cuando son dos, tres personas, este sistema funciona debido a un número limitado de conexiones. Por ejemplo, el mensajero decidió salir a entregar no a las tres, sino a las cuatro de la tarde, y te lo informó porque quería esperar otro pedido para entregar todo de una vez. Por lo tanto, si un cliente llama, puedes informarle que la entrega se retrasa una hora. Sin embargo, si en el sistema participan treinta, cuarenta, cien personas, y cada uno de los participantes toma decisiones de forma independiente, basándose en las circunstancias, entonces el sistema se convierte en un caos. Dado que informar a todos los empleados, por ejemplo, que saldrás a entregar no a las tres de la tarde, sino a las cuatro, es prácticamente imposible. Y aún si informaras a todos, no serviría de nada, ya que las personas no podrían procesar tal cantidad de datos en constante cambio. Imagina, cada una de las cincuenta personas escribiendo alguna información, haciendo ajustes en el trabajo del sistema para hoy.

La segunda etapa de desarrollo de la empresa, o negocio medio, es una empresa con algoritmos de acciones claramente programados para cada empleado. A los nuevos empleados se les entregan tareas y responsabilidades en forma de un diario con una descripción clara de todas las tareas y el algoritmo de acción en cualquier situación que pueda surgir. Básicamente, se programa una secuencia de acciones, al igual que lo hacen los programadores para una máquina durante el desarrollo de software. Si un programador omite algún detalle en el código, la máquina no sabrá cómo actuar en una situación no prevista y mostrará un error. Exactamente lo mismo ocurre con la programación social, donde a través de la acumulación empírica de descripciones detalladas, se establecen todos los posibles escenarios y algoritmos de comportamiento de los empleados. Este sistema permite evitar errores en esas mismas situaciones en las que algo no se hizo a tiempo, se confundió, no se envió, no se entregó, y como resultado, conduce a gastos innecesarios de recursos de la empresa, incluido el trabajo intelectual. Además de los costos adicionales de recursos, por supuesto, esto conduce a pérdidas directas e indirectas: pérdida de clientes, pérdida de ingresos, desmoralización de los empleados, y así sucesivamente. Pero lo más importante, no permite escalar el sistema una vez que se alcanza cierto pico de empleados y pedidos. El sistema se convierte en un caos y se desmorona por completo.

Y la tercera etapa de desarrollo, o gran negocio, es tener un sistema autoevolutivo. Es decir, para todo el personal, desde la limpiadora hasta el director general, no solo se establecen instrucciones detalladas necesarias para el funcionamiento sin problemas de la empresa, sino también algoritmos para el desarrollo y la expansión del sistema. De esta manera, el sistema no solo mantiene su propia viabilidad, sino que también se desarrolla de manera completamente autónoma, tal como ocurre en la naturaleza.

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